Jesús y el dolor
Hace unos días, leí la noticia de un pastor norteamericano que se suicido. Según el articulo de "people en español" el hombre había sido internado en una clínica especializada días antes de su deceso. El diagnostico de los galenos decía que Andrew Stoecklein, sufría de depresión severa y esto le hacia atentar contra su vida, dejando a sus 30 anos una familia e iglesia desconcertada.
Años anteriores, hubiese juzgado, sin dudar, que este pastor se fue al infierno por tal hecho. Sin embargo, hoy puedo decir: No sé. Puedo imaginar la lluvia de argumentos a favor y en contra del pastor. Lo realmente destacable aquí es que la depresión es un enemigo silencioso que esta en muchas personas y que pocos le prestan atención que merece.
Muchos piensan que por ser pastor no tendría que haber tomado esa decisión. La verdad es que, en los pocos casos que conozco de suicidio, la victima sufría de depresión aguda y el morir se presento como la salida mas cercana que encontraron. El punto es que, como hijos de Dios no estamos blindados en contra del dolor y el sufrimiento. Si observamos a Jesús nos damos cuenta que él también padeció de angustia, depresión y dolor.
Leemos en Lucas 22: 43-44, que momentos antes de morir, el Jesús humano estaba angustiado y sufriendo mucho en la antesala de su crucifixión. Humanamente no quería pasar por eso, ¿a caso a alguien le gusta morir? Dice el texto que "sudaba gotas de sangre"; unos científicos afirman que el cuerpo humano de Jesús estaba en tal grado de tensión, angustia y dolor que los vasos sanguíneos en su rostro comenzaron a explotar y la sangre se ligaba al sudor. Este fenómeno es conocido en medicina como hematidrosis (del griego: haima=sangre e hydro-sis=sudoración) . Los especialistas coinciden que para que esto suceda se necesita experimentar un alto nivel de dolor, angustia, desesperación o tensión.
Jesús, siendo Dios, como humano experimento estos episodios de dolor. Frente a esta situación, el salvador del mundo no entro en depresión, pudo hacerlo pero Jesús estaba convencido que su fundamento y ancla en el momento más doloroso de su vida, se hallaba en Su Padre Celestial.
Son muchas las cosas que Jesucristo nos enseña,y una de ellas es que el sufrir es parte de la vida, pero que la salida no esta en suicidarse sino en ir a Dios y buscar Su ayuda. Ciertamente a Jesús lo asesinaron, él no se suicido, pero observamos que ante un evento de intenso dolor en lugar de ir al pastor, psicólogo o consejero en primer lugar, Jesús fue al Padre a buscar una salida, una solución distinta a la que ya conocía. Aunque no la hubo, hoy gozamos de libertad plena del pecado gracias a Su obediencia.
Retomando el tema del pastor, lo que el articulo no deja ver es si el hombre oraba fervientemente a Dios para que le quitara aquellos pensamientos negativos. De seguro, conocía bastante bien todos los textos bíblicos que hoy le escriben. Para pastorear una iglesia, creo que tuvo que saber que el suicidio nunca es la salida. Pero ante problemas como éste, preferimos torcer nuestros ojos y decir: Él es líder y sabe lo que tiene que hacer.
El hecho que alguien lidere una iglesia o sirva en ella no lo excluye de padecer enfermedades como la depresión. Al contrario, la presión del liderazgo los lleva a ese diagnostico en la mayoría de los casos.
Mi amigo Gabriel Salcedo, teólogo, psicólogo y autor del libro #SeValeSerHumano, opina que estas situaciones mentales están presentes en las iglesias y que en lugar de percatarse de ellas, se tiende a solapar bajo la religiosidad o la demonización de la emoción. Salcedo lleva una cruzada por distintos lugares haciendo recapacitar al creyente que la humanidad está presente en la vida cristiana y mientras esto exista estaremos propensos o expuestos al dolor y es necesario tener las herramientas correctas para afrontarlas. (Aqui su último Blog Dejar De Vivir)
La vida es valiosa, es un regalo inmerecido dado por Dios. La vida eterna también. Sólo él conoce qué piensan aquellas personas suicidas antes de fallecer. Él se encarga de ellas. Mientras tanto, sí tú eres alguno de los que a pesar de conocer de Dios has pensado en quitarte la vida, busca ayuda en Dios y él pondrá a la persona correcta en tu camino (preferiblemente un profesional en el área de salud mental). Sí tú conoces a alguien que está sufriendo un intenso dolor y/o depresión no le cierres la puerta, escuchar es un gran paso seguido del acompañamiento y amistad con la victima. No importa sí es un niño, joven o un pastor, la iglesia es una comunidad en la cual debemos soportarnos y apoyarnos unos a otros (Santiago 5:16). Y sí la persona que padece el cuadro depresivo no es creyente, entonces mostremos el amor de Cristo por medio de la ayuda que podamos brindarle.
Heriberto Fernández (El Tysher)
Heriberto Fernández (El Tysher)
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