El Silencio
He tomado unos días para no publicar en Euroclidón por una razón, y ésta es el motivo por el cual ahora escribo. Mejor dicho, cuento un poco lo que he experimentado en estos días (de pronto tú también).
Si a algo he tenido temor en la vida cristiana es a no tener que dar o compartir (silenciarme). Me educaron en la iglesia para tener algo que dar, no importa como yo esté o me sienta, la palabra tiene que llevarse "hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Con la experiencia (tomando en cuenta que la experiencia es el cúmulo de errores vividos según Gustavo Salcedo) en el camino de Jesús, reflexionó que no siempre es así. Hay tiempo de hablar(dar) y tiempo de callar (recibir) Eclesiastés 3:7. énfasis mío.
El silencio puede ser el ruido más estridente que un cristiano puede tener en su vida de fe, cuando se está casi vacíos, o vacíos, de tanto dar porque el énfasis está en hacer más que en ser. Tenemos miedo de no tener que decir, expresar, evangelizar, de hacer “ministerio” como decimos algunos. De mostrarnos inútiles, inexpertos, sin unción, cristianos ordinarios.
Precisamente, es en el silencio, ese espacio de disponerse a recibir más de Dios, donde Jesús nos da un gran ejemplo. Puedo imaginar esas largas noches del Hijo y el Padre a solas. Puedo imaginar que para durar tantas horas en conversación, la humanidad de Jesús debía aguardar quietamente en la Divina presencia del Creador. Además de esto, Jesús aguardó quietamente en muchas ocasiones cuando debía de gritar, reprender, hacer un milagro por petición del público, incluso hubo momentos en que no compartió el evangelio con todo el mundo. Yo pienso que Jesús era un humano ecuánime y prudente, no me lo imagino haciendo “ministerio” por solo hacerlo. Él tuvo que durar alrededor de 30 años recibiendo (ser) para luego hacer la voluntad del Padre (que duro 4 año aproximadamente).
Ahora bien, lo que ayudó a superar la tentación a Jesús en el desierto fue la palabra de Dios (ser) no la “obra de Dios”. Para mi, aunque he estado atravesando baches en mi caminar cristiano lo único a lo que me he sujetado como un salvavidas en medio del mar de la nada ha sido la biblia. La estudio aunque no quiera pues sé que el "decaimiento de la fe" es un momento que todo creyente atraviesa (y supera de dos maneras: 1) Acercándose más a Dios o 2) Eyectándose de los brazos de Jesús), y me disciplino sabiendo que el recibir de Dios es superior a lo que hago para él. David lo dijo mejor que yo: Tu palabra es lámpara que guía mis pasos; luz que alumbra mi camino. (Salmo 119:105). Como este autor, siento que la biblia es un faro inmenso que guía mis torpes pasos.
Convencido estoy que en el silencio, es decir mi silencio, donde he parado la fuerza centrífuga y centrípeta de mi vida cristiana he podido ver en slow motion como Dios trata conmigo. Antes creía que hacer cosas para él era estar con él; pero la verdad es que el orden de los factores en este caso ¡si afecta el producto! El SER siempre es más importante que el HACER. (Aunque según hebreos 6:4-9 expresa que los frutos (obras) de la vida cristiana debe ir acorde con la madurez espiritual que se tenga).
No sé si me has comprendido. No es mi intención, lo que busco es compartir un “día más” en la vida de fe; de esos que pocos dan a ver por miedo a perder “autoridad” espiritual o que sé yo. La verdad es que no me siento más o menos que tú por lo que escribo, se que habrán varios que estarán del lado donde estoy, que de igual manera conocen el tiempo de Dar (hablar) y de recibir (silencio).
Es importante desligar el retirarse un momento del ministerio (del hacer) como un estigma de apartarse de Dios o desastre espiritual. No siempre es así. Jonás tuvo su STAND BY en la ballena y eso luego fue usado por Dios para referirse a la muerte y resurrección de Jesús (Mateo 12:40). Y como él, la desconexión se Moisés al salir huyendo a Madián, David en la cueva de Adulan, Job en sus días de luto, Noé en medio del diluvio y las separaciones de Jesús de la gente para acercarse a Su Padre.
Mi corazón halla fuerza en la palabra de Dios, y en él mismo, lo que me da energía para seguir en el Camino. Mi mente me juega a perdedor deseando echar todo a la borda. Pablo dijo: ¡Eso es terrible! ¿Quién me salvará de este cuerpo que me causa muerte? ¡Dios me salvará! Le doy gracias a él por medio de nuestro Señor Jesucristo. (Romanos 7:24-25). Lo que he recibido de Dios en este silencio concluido ha sido mucho mayor y mejor que cualquier arranque de desobediencia caprichosa que pueda tener, ¿el cielo se lo merecen los cobardes? ¡No!. Por eso me mantengo en pie de lucha y decido renovar mi fe y creer que lo que hago no define quien soy, sino que QUIEN SOY DEFINE LO QUE HAGO. Jesús prometió estar conmigo todos los días del mundo (Mateo 28:19) y claro que en el proceso de silencio él me ha acompañado. Eso es lo que te quiero compartir.
Me sumo al DOXA del apóstol Pablo expresada en Juda s 24:
Dios es capaz de cuidarnos para que no caigamos, y puede también hacernos entrar a su presencia gloriosa con gran alegría y sin falta alguna.
Heriberto Fernández (El Tysher)
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